El misionero salesiano Thomas Uzhunnalil, secuestrado el 4 de marzo de 2016 en Yemen y liberado el pasado 12 de septiembre explicó algunos particulares sobre su cautiverio.
El secuestro se registró tras un ataque de un comando armado en las casa para recién nacidos de las Misioneras de la Caridad, en la ciudad de Adem, durante el cual 16 personas fueron asesinadas, incluyendo a cuatro hermanas de la orden fundada por Madre Teresa de Calcuta.
El drama vivido por el misionero salesiano se reflejó en los primeros instantes de la conferencia de prensa, cuando el padre Tom al referir su dolor a las Hermanas de la Caridad presentes en la sala, se emocionó hasta las lágrimas, quedando en silencio por varios instantes.
«No fui maltratado, Jesús estaba conmigo», «nunca me apuntaron un arma, sí soy diabético. No sabía donde estaba o quienes eran mis secuestradores», dijo.
«En el cuarto donde estaba encerrado celebraba la misa espiritualmente sin el pan y el vino y rezaba por el Papa, los obispos, sacerdotes, las misioneras muertas y también por mis captores», aseguró.
«Pensaba que las cinco monjas habían sido asesinadas y rezaba por ella», pero de los captores después «supe que una se había salvado». «Rezaba por ellas, seguro de que estaban en el Cielo».
El sacerdote recordó que para darse ánimo repetía las palabras de una canción en inglés, «un día por vez, dadme la gracia de vivir este día».
«Estoy como estoy hoy porque Dios me ha cuidado», aseguró, y añadió: «Agradezco en nombre de Dios a quienes no me hicieron mal durante el secuestro y creo que fue debido a tantas personas que rezaban por mi».
«Soy sacerdote –concluyó el padre Tom– y mi vida en el futuro está a disposición de Dios»