Querida familia parroquial,
Avanzamos en nuestro camino cuaresmal. Un camino que debiera despertar nuestras conciencias tantas veces dormidas. La conciencia de ser hijos de Dios y la grandeza de nuestra vocación, la conciencia de aquello que nos aleja de Él y que daña al prójimo, la conciencia del inmenso don de la vida.
Debemos despertar, debemos iluminar nuestras vidas y nuestro mundo con la luz del evangelio. Qué responsabilidad. Quiero hablaros de una iniciativa que estos días se está publicitando por la cuenca de Pamplona. Se llama “40 días por la vida”. Es una campaña internacional por la Vida. 40 días de oración personal y ayuno. El fin último es generar una cultura provida en nuestras oraciones durante la cuaresma, teniendo fe en el poder de Dios para que la crisis del aborto llegue a su fin. Se concreta esta iniciativa en una vigilia pacífica frente al abortorio de Ansoáin, 12 horas diarias (de 9 a 9), durante toda la cuaresma.
Sabemos, como nos recordaba el papa Francisco no hace mucho, “que el aborto no es un problema religioso, ni filosófico, sino científico» porque «es una vida humana y no es lícito liquidar, matar una vida humana para resolver un problema». Pero si nosotros que hemos recibido el Evangelio de la vida, como testigos de la Verdad miramos en este tema a otro lado y callamos…la sal se vuelve sosa y la luz se esconde debajo del celemín.
Decía el Papa Francisco: «el pensamiento dominante propone a veces una falsa compasión que se presenta como una ayuda a la mujer el favorecer el aborto; como acto de dignidad procurar la eutanasia; como una conquista científica producir un hijo considerado como un derecho y no como un don; o usar vidas humanas como conejillos de Indias para salvar presumiblemente a otras». Hay una cultura de la muerte, que ya denunció, San Juan Pablo II, que lleva a grandes sectores de la opinión pública a justificar algunos delitos contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual.
Querida familia, despertemos en esta cuaresma de nuestro letargo, de nuestras incoherencias y cobardías. Caminemos hacia la luz del resucitado para mejor servir a Dios y a nuestros hermanos.
Ha llegado a nuestra ciudad una campaña internacional por la Vida. 40 días de oración personal (vigilia pacífica frente al abortorio de Ansoáin), y ayuno.
El fin último es generar una cultura provida en nuestras oraciones durante la cuaresma, teniendo fe en el poder de Dios para que la crisis del aborto llegue a su fin.