MISIÓN PARROQUIAL A CORUMBÁ (Brasil) agosto 2018 ¿Quiénes VAMOS ?
Querida familia parroquial, seguimos con la presentación de las personas que participarán en la próxima misión parroquial:
CARLOS JUAN DE DIOS URSUA. 23 años. Ingeniero industrial. “Yo ya había realizado varios voluntariados antes, pero siempre había tenido pendiente realizar uno como éste, que implica salir de la sociedad en la que vivimos y conocer otras realidades, otra forma de vida y otras necesidades. De tal forma, lo que me ha animado principalmente, además de las ganas de ayudar en todo lo que pueda, es enriquecerme y abrir la mente de todo lo que viva y conozca estando allí. Pero, además de ello, tener la oportunidad de viajar con amigos de la parroquia con los que he compartido tanto aquí, y hacerlo con una perspectiva de misión, hace que vaya a ser una experiencia mucho más completa. Así que a ese nivel de voluntariado más humano hay que añadir la dimensión de fe compartida, de donde sí que siento que voy a recibir mucho más de lo que puedo entregar. En definitiva, lo que espero de esta experiencia es poder aportar y ayudar a quien lo necesite y a aquello en lo que sea necesario, sabiendo que será mucho más lo que voy a recibir.
JOSÉ IGNACIO MONREAL MARQUIEGUI. 62 años. Analista clínico. “La opción de participar en esta aventura de misión parroquial se ha venido abriendo paulatinamente en mi horizonte en los últimos dos años, al sentir cómo resonaban con intensidad mensajes de Evangelii gaudium, como el de la invitación a ser ‘Iglesia en salida’. Lo demás ha sido dejarme llevar, como un niño en globo, confiado en que ese transporte que no manejo me llevará a un destino que no elijo. Vivirlo en Brasil, en un espacio conocido, es de gran ayuda en lo personal, pero en el fondo me pregunto qué querrá Dios de nosotros cuando nos ha animado a hacer lío, este lío. Como la canción: ‘Más allá de mis miedos, más allá de mi inseguridad, … aquí estoy para hacer tu voluntad’. Por ese camino andamos.“
MIGUEL GARISOAIN OTERO. 43 años. Cura. “Pienso que la misión ha estado en el origen de mi vocación. Recuerdo al hermano Erro, marista, que nos hablaba con pasión de las misiones. Tendría 7 años y fue la primera semilla. Desde que se planteó la posibilidad de una misión parroquial he visto en tantas cosas la mano de Dios. No hay duda de que aquí en Navarra estamos en tierra de misión, necesitamos a Jesucristo, pero a veces hay que tomar distancia, contagiarte del fuego de la Iglesia universal, volver al amor primero, para retornar esta inversión y contagiar lo vivido aquí en Zizur…”