María la que desata los nudos.
En los años ochenta, nuestro papa Francisco, de estancia en Alemania conoció la devoción a Nuestra Señora de Knotenlöserin (la que desata los nudos). Fue en la década de los noventa cuando trasladó esta devoción a Argentina y desde allí se ha extendido a muchas partes del mundo.
Queremos traerla a nuestra parroquia. En nuestra capilla tenemos una hermosa imagen de la Virgen a la que queremos bautizar como la “Virgen desatanudos”. La honraremos con este título el día 31 de mayo y nos preparemos con una novena desde el día 23 de este mes.
Los nudos son las pequeñas o grandes “cruces” de la vida, son los pecados, las enfermedades del cuerpo y del espíritu, las situaciones de división, la dificultad de aceptar la voluntad de Dios, las dificultades de la vida cotidiana (familia, trabajo, relaciones personales, inquietudes económicas y sociales, injusticias y humillaciones sufridas, incapacidad para perdonar y amar, etc.). Durante toda la novena rezaremos con humildad, para que un nudo en concreto sea desatado.
María acude allí donde los hijos están en peligro, donde la gracia no corre… María nos sigue diciendo “haced lo que Él os diga”. Su Hijo, por su muerte y resurrección ha desanudado, el pecado y la muerte que nos tenían esclavos.
Oración y novena a Nuestra Señora Desatanudos
Santa María desatadora de nudos
Santa María, llena de la presencia de Dios,
durante los días de tu vida aceptaste
con toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte
con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de cómo desenredar
la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como
Madre Nuestra, pones en orden y haces más claros
os lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno
desatas los nudos que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que nos recibas en tus manos
y que nos libres de las ataduras y confusiones
con que nos hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra
y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios,
para que, libres de toda confusión y error,
los hallemos en todas las cosas,
tengamos en Él puestos nuestros corazones
y podamos servirle siempre en nuestros hermanos.
Amén