Querida familia parroquial,

También la hoja “En familian” dice fin al curso presente. El Señor nos pone por delante unos días de descanso, para evaluar lo vivido en los meses anteriores, así como para coger fuerzas para el próximo curso.

Quisiera desearos a todos un feliz verano, allí donde os toque vivirlo. Ojalá que podáis vivirlo lo más cristianamente posible, en familia (recuperando tiempos y conversaciones perdidas, que nos roba el ajetreo del día a día, especialmente el móvil), disfrutando de la creación, leyendo un buen libro, sacando espacios para la oración y la celebración de la Eucaristía, para estar con los “descartados” de la sociedad: niños, enfermos y mayores.

Lo normal es cansarse cuando uno ha trabajado. A veces nuestra sociedad está obsesionada con el descanso, hasta el punto de limitar nuestra capacidad de entrega y generosidad. La gran paradoja es que muchas veces volvemos cansados del tiempo de descanso. ¿Qué hacemos mal?

La clave del descanso está en aquello que decía San Juan de la Cruz: “el que con amor anda, ni cansa ni se cansa”. El amor, que nos injerta en Dios, es lo que nos hace verdaderamente descansar. Amor a Dios y al prójimo, buscar ante todo hacer su voluntad. He ahí la fuente de la paz, no hay que irse lejos, no hay que gastar grandes sumas, está al alcance de todos.

Os adjunto una foto del día de clausura, del campamento de verano del grupo parroquial Scout Doniantzu. Ha sido una bendición de campamento, pistoletazo de salida de un largo verano, donde además hay programado un viaje a Andalucía para jóvenes y unas etapas del camino de Santiago para los más andarines.

Con el cariño de siempre un fuerte abrazo y bendición de vuestro párroco Miguel+

¡Feliz verano!