EL AMOR CUIDA LA VIDA

EL AMOR CUIDA LA VIDA Jornada por la vida, 25-3-19

· «Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios» . Frente a una idea de un Dios lejano que nos ha dejado solos y al que no interesan las cuestiones humanas, se nos presenta una verdad muy diferente de la cercanía de Dios en todas nuestras cosas, incluso las más cotidianas.

· Los cristianos estamos llamados a manifestar ese amor. La Iglesia, al recibir esta misión, es bien consciente de que «el amor se debe poner más en las obras que en las palabras». Que repetir palabras de amor sin que de verdad cambie algo en la vida es un modo de falsearlas.

· Solo es posible ver en verdad la vida humana desde la luz de ese amor primero de Dios, donde encuentra su verdadero origen. Esto es lo que hace proclamar a la Iglesia con fuerza: «la vida es siempre un bien». Ha nacido de ese amor primero y por eso pide ser acogida y reconocida como digna de ser amada.

· Hemos de esmerarnos especialmente con «los pequeños», es decir, los más necesitados por tener una vida más vulnerable, débil o marginada.

· No es sencillo recibir el don de la vida y acompañarlo. Ese amor completo a la vida supone sacrificio y pasa por la prueba del dolor. La respuesta del amor frente al sufrimiento es un gran bien porque la misericordia no es solo compadecer, sino que tiende a establecer una alianza con el otro.

· El cristiano sabe que Cristo ha asumido el sufrimiento humano. No lo ha eliminado, ni lo ha explicado, sino que lo ha hecho suyo, y lo ha iluminado con su amor. Es la única respuesta total a la gran pregunta: «¿cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía?» La gran manifestación del amor del Padre es que ha entregado a su Hijo en la Cruz.

· Comunicar el gozo de un sentido grande de vivir es la misión que todo cristiano recibe de Cristo y que consiste en: «dejarse llevar por el Espíritu en el camino del amor, de apasionarse por comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio y de buscar a los perdidos en esas inmensas multitudes sedientas de Cristo» (Francisco, Gaudete et exúltate).

Extracto del mensaje de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida.