Ir a catequesis es:
· Encontrarse con Jesús que está vivo. No es una clase, donde el catequista es un profe que da una lección.
· Conocer a Jesús, amarle y seguirle, para ser personas al estilo de Jesús y hacer felices a los demás.
· Escuchar a Jesús que nos habla cuando proclamamos la Palabra de Dios.
· Recibir la fuerza y la vida del Espíritu Santo que ilumina y llena.
· Vivir la fe con una pequeña comunidad de amigos, que es el grupo de catequesis.
· Compartir desde el corazón lo que sentimos y lo que vivimos.
· Es hacerse cristiano, que no es sólo hacer la Primera Comunión, o la Confirmación. La catequesis para ser fecunda encuentra su savia en la Liturgia y en los Sacramentos, de un modo especial en la Eucaristía.
Esta pequeña historia doméstica nos muestra la importancia de la catequesis para el desarrollo y crecimiento se nuestros niños y jóvenes.
Hace unos días una señora le preguntó a mi hijo mediano:
-¿Qué haces después del cole?
– Tarea y deportes.
– ¿Y qué deportes haces?
– Fútbol, natación y catequesis.
– ¡Pero si catequesis no es un deporte!
Mi hijo me miró y se sonrió. Yo lo encontré con la mirada y le devolví la sonrisa. Dudo que la señora haya entendido que nuestro silencio tenía detrás muchas conversaciones sobre el tema…
¿Este hijo del que les hablo, como todos sus hermanos (y seguramente como cualquier otro niño de su edad), nos ha pedido explicaciones muchas veces de por qué le apuntamos a catequesis.Un día con tono de queja y sin ánimo de subirse al coche me lo volvió a preguntar. Y ya un tanto cansado de la misma pregunta, decidí ser práctica y lo más clara posible. Resultó que, sin querer y para mi gran sorpresa, logré ser profunda y convincente. Al menos nunca más me lo volvió a preguntar.
– Pero, mamá, ¿por qué tengo que ir a catequesis?
– Por la misma razón que vas a natación. ¿Te acuerdas de que tampoco querías ir y te quejabas? ¿Por qué crees entonces que desde pequeño vas a natación?
– Para saber nadar, y así no me ahogo.
– Bueno, lo mismo pasa con la catequesis. Vas para que no se ahogue tu alma.
– Ah, ok.
Con esa naturalidad y frescura entendió. No necesité decir nada más. Pude haberle dado mejores explicaciones, más teológicas y elaboradas, sin duda. Pero esa vez me limité a que entendiera que, al igual que Jesús con sus discípulos, a mí me importa mucho que mis hijos puedan hundirse. Es ésta una de las razones por las cuales les mando a catequesis, porque el alma también se ejercita. Y aunque nunca es tarde para empezar, al igual que con los deportes, si van a catequesis desde pequeños les será más fácil salir a flote cuando tengan la corriente en contra, sientan que se hunden o toquen fondo, porque habrán conocido de cerca a Jesús y caminarán de su mano.