Desea ocupar un lugar en donde se le ame y se le pida permanentemente su paternal protección
Querida familia parroquial, el próximo domingo 24 de noviembre, celebraremos la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Queremos que esa fecha sea el pistoletazo de salida para que nuestras familias se consagren al Corazón de Jesús. Confiados a sus promesas, de quien esto haga, son muchos los beneficios que esperamos para nuestras familias y la parroquia entera. En sucesivas editoriales y a lo largo de los próximos días os iremos explicando en qué consiste la “entronización del Corazón de Jesús”.
La consagración no es otra cosa que entregarse a Jesucristo, es la dedicación de nuestras personas y de nuestras cosas, reconociéndolas recibidas el amor de Dios. Con la consagración aceptamos su imperio de verdad, justicia y caridad en nuestras vidas.
Consagrarse es ponerse totalmente a disposición de Cristo, es por eso un acto serio y bien meditado. Igual que cuando se consagra un cáliz o un altar, éste deja de estar al servicio de bebidas y cenas para pasar al servicio exclusivo de Dios, cuando se consagra una persona o una casa, ésta se pone al servicio del Señor para tratar de hacer en todo su voluntad. Por eso se llama también entronización, porque pones un trono real en tu casa, el trono de Cristo, al cual proclamas como tu Rey y le quieres servir por amor.
Darle el lugar que le corresponde al Sagrado Corazón de Jesús en nuestra familia, es tratar de que todo lo que se haga y se viva, sufrimientos, alegrías, trabajos, inquietudes, se ofrezca al Señor para la redención de la propia familia y del mundo.